lunes, 26 de febrero de 2018

CAMPOS DEL CONOCIMIENTO HETERONORMADAS SON CORTAS PARA INFANTES HOMOSEXUALES


Hace ya más de un par de meses que acudí a una conferencia en la Universidad Iberoamericana, donde me topé con un par de excelentes psicólogas peritas en dictaminar alienación parental, en la charla que sostuvimos un poco antes de comenzar su conferencia, me pude percatar que se sigue comprendiendo a los niños, y digo niños porque fue de quienes hablamos, respecto a sus actividades sexo-afectivas como incapaces de entendimiento ante estas actividades.

Y por lo que pude entender, así como el derecho tradicional les concibe como objetos del derecho y no como sujetos del mismo, igualmente lo hace la psicología tradicional, ya que ellas sostienen que un niño no dimensiona en su totalidad una relación a este nivel; entonces me di a la tarea de charlar con varios amigos gais en todos estos meses, preguntándoles ¿desde cuándo ellos se sabían diferentes a los demás niños? ¿Sí les gustaban otros niños y desde que edad se percataron de esto? ¿Sí realizaron algún tipo de actividades sexuales o sexo-afectivas con otros chicos de su edad o mayores? ¿Sí fueron abusados sexualmente? ¿Sí sabían que era algo malo hacerlo y cómo se enteraron de que esto ocurría?

Esto sin ser un estudio formal de nuestras conductas, sino como una charla reflexiva, para comprendernos un poco más; de lo percatado decidí que si merecía la pena de abrir la reflexión de lo privado a lo público. Pues entre estas charlas, todas muy divertidas, pude encontrar un poco de luz a mis interrogantes.

Lo primero, es que nadie fue abusado sexualmente o se sentía así, pues tampoco nada de eso, todo transcurrió de manera fluida, curiosa y muy divertida; la mayoría coincidió en sentirse acosados por sus compañeros, incluyendo la parte sexual por toqueteos groseros y rudos. Un aspecto más que logre detectar fue la cantidad de ansiedad que ocurre a estas edades tempranas, ya que se realizan en una soledad sustancial sin poderlo compartir con alguien más.

Así pues, la variación de comprenderse como diferentes u homosexuales no se dio de manera tan lineal, es decir, algunos tardaron hasta la secundaría pero la mayoría coincidió en que desde edades muy jóvenes ya lo sentían, inclusive desde el kínder o preescolar; la mayoría de los encuentros sexuales por lo general se dio con algún primo y con niños de la escuela. Y aunque nadie decía que era malo, compartimos que por nuestras propias madres nos avisaban ya de no dejarnos tocar nuestras “partes nobles”, nuestros genitales por nadie.

Es por esto que sabíamos que el toqueteo era algo que no deberíamos permitir y desde luego algo que nos costaría un muy fuerte regaño y castigo por hacerlo, sin contar la gran vergüenza al ser expuestos a los demás por ello, así pues antes de saber cualquier otra cosa los genitales eran cosa casi sepulcral, ni tocarte ni ser tocado, y luego en la mismas reflexiones a modo de chacoteo hablamos de como asearnos, ya que en algún momento la gran mayoría sentimos un tanto de rechazo a ello por el toqueteo normal que se tiene que realizar para poder higienizarnos.

Como esto se dio de manera fluida, al tema salía las diferentes experiencias que se daban con los demás niños, quienes en varias ocasiones, diría frecuentemente se entablaban relaciones sexo-afectivas con chicos de nuestra misma edad, predominando un tipo de heterogamia, ya que se tenían contactos o encuentros sexuales sin llegar a relaciones como tal, tanto como con los chicos de la escuela como al mismo tiempo con primos o amiguitos de la cuadra; esto nos llevó a platicar sus experiencias con personas mayores que ellos, los cuales variaban, no tenían una edad preferente, sin embargo no eran mucho mayor que nosotros, un rango de más menos 5 años, pero de edades menores a la mayoría de edad.

Solamente aquellos que tenían hermanos o hermanas mayores, no todos de esos casos, tuvieron relaciones sexuales en forma con chicos mayores de edad, incluso un amigo el más extremo platicaba que él desde los diez años tenía un novio, amigo de su hermana de 21 años con quien ya entablaba una relación sexo-afectiva en forma.

A ellos les preguntaba que sí esto les afecto de alguna manera en su sexo afectividad y por el contrario, todos sin excepción precisaron que no, sino que reafirmaba en ellos lo que ya sentían desde muy pequeños.

Con ello, venía el grado de conciencia de lo que estaba pasando, y tanto aquellos que tuvieron sus primeros acercamientos sexuales y afectivos con otros chicos, siendo homosexuales que estaban plenamente conscientes de lo que estaba sucediendo, ninguno se llamó a escándalo, aunque algunos se sintieron culpables por los sucesos que se desencadenaron, cuando algunos compañeros se daban cuenta de lo que estaba sucediendo, desembocando en un incrementando en la violencia y acoso; rompiendo cualquier futuro en estas jóvenes relaciones, coincidiendo que lo realmente fuerte era la separación con el ser vinculado, que en muchas ocasiones estos mismos tomaban actitudes sumamente violentas contra nosotros, teniendo un primer encuentro con la endohomofobia por pertenencia.

De esta manera, intente hacerlo con heterosexuales, y pues no, nadie se dio cuenta si eran o no heterosexuales, solo que sus madres y padres les festejaban cuando alguien del sexo opuesto les llamaba la atención y/o jugaban a ser novios o de plano establecían esta relación con alguien de su escuela. Pero hasta ahí quedaba la cosa, lo demás sus acercamientos sexo-afectivos quedan en un estado oscuro de sus recuerdos los cuales no recuerdan o de plano no pasaron.

Ante esas interrogantes, he podido constatar el tabú tan grande que al respecto se tiene por la heterosexualidad cuando a elles les preguntaba sí su hijo fuera homosexual y que pasaran por estas experiencias, los rostros cambiaban, incluso su posición corporal, negando que eso tuviera cabida en su realidad.

La manera y la forma de este rechazo me llevo a comprender, que existen campos del conocimiento que continúan bajo fuertes mandatos heteronormales que dejan fuera la realidad psicosocial, afectiva y personal de los homosexuales en sus infancia, no entienden que no entienden que sus parámetros realmente nos excluyen porque nuestras realidades son muy diferentes a la hegemónica, por ello es necesario abrir el tema y su debate, para vislumbrar que nuestras dinámicas son diferentes desde un principio de socialización entre los homosexuales y los heterosexuales, advirtiendo que la clandestinidad es parte de nuestra dinámica social de grupo como parte inalienable de nuestras vidas y que la psicología tradicional no nos podrá entender quedando corta a nuestras necesidades.

Por la conquista de nuestros derechos.
C.L. Rodolfo Vitela Melgar.

sábado, 24 de febrero de 2018

GUIRNALDAS ARCOÍRIS...


Nos encontramos en tiempos olímpicos, donde se habla mucho del desafío que ello conlleva; sometiendo la resistencia corpórea y mental a los límites de lo inesperado. Así mismo, se desafía la capacidad organizacional y de seguridad por parte de los gobiernos anfitriones, tanto para quienes participan como para quienes les disfrutan.

Estas justas deportivas, requieren de grandes sacrificios de las y los deportistas previos a la justa, todas ellas pensando siempre y en todo momento en cumplir y superar las marcas-meta para cada disciplina deportiva; en sí es el resultado de un arduo trabajo de preparación en todos los ámbitos de las personas deportistas.

Forjándose en espacios deportivos, generalmente diseñados para las actividades propias de los hombres, los deportes han sido siempre y desde tiempos anteriores a los aristotélicos, en centros del poder de los hombres, donde se desarrollan actividades demandantes del vigor, fuerza y destreza masculina, esa masculinidad viril, heterosexual, machista, falocéntrica y, al mismo tiempo, contemplativa para los hombres quienes hedónicatamente les contemplan. No en un acto homoerótico, sino como monumento a esa masculinidad; delimitada por el rendimiento.

Palabra clave para el odio y la discriminación homofóbica; el antecedente más importante de ello, se encuentra dentro de la justificación de la persecución homosexual de los nazis, en el discurso pronunciado aquel 18 de febrero de 1937, dictado por Adolfo Hitler, el cual da comienzo al Holocausto Gay.

Señalando puntualmente que los homosexuales: “…hacen encallar todo rendimiento, destruye todo sistema basado en el rendimiento” al mismo tiempo que estereotipa al homosexual como un ser: “…débil mostrándose como flojo en todos los casos decisivos…” lo que lleva según el discurso homofóbico de odio estigmatizándole como un vicio, que de seguirse expandiendo en Alemania será su fin, por tanto, se debe de combatir[1].

Ergo, cuando un deportista gay fuera del closet, logra participar como integrante de una selección nacional en los juegos, es porque previamente y a nivel doméstico, ha ganado con mucho esfuerzo su lugar en el, esfuerzos que son doblemente exigidos, debido al Bullying deportivo, realidad innegable que ha dejado marcada trayectorias de manera permanente e incluso deterioradas por esto.

Así que, cuando una persona LGBTTTI participa y gana en ellas, se debe visibilizar su esfuerzo por medio de un amplio reconocimiento de su hazaña, porque en la narrativa del discurso de odio se rompe con el estereotipo y estigmatización que sobre la población pesa. Hablamos de una reivindicación material, de facto por un hecho irrefutable que contra dice la justificación de la discriminación.

Esto aumentado por el escenario donde se realiza; naciones homofóbicamente estructuradas, donde se persigue la homosexualidad por parte del Estado, ya que ambas Coreas en este caso, le criminalizan de manera importante.

Cobra por ello mayor relevancia y sentido que ganar en tierras profanas se doblegue a deportistas varones, masculinos, heterosexuales que se han valido de las estructuras machistas para llegar a esos espacios de competencia, niveles que dejan en serio entredicho sus fobias.

Demos pues guirnaldas arcoíris a nuestros deportistas, que con su esfuerzo, entrega y valentía dan gloria a la sangre derramada por la Cultura de odio homofóbico que les precede, y de la cual nos otorga, aunque sea momentáneamente, un estatus diferente.

Por la conquista de nuestros derechos
C.L. Rodolfo Vitela Melgar.

martes, 20 de febrero de 2018

Las relaciones abiertas. El uso desmarcado de la corporeidad y el machismo.


A modo de reflexión, desde hace un tiempo en charlas con amistades me he percatado de un posible fenómeno endosocial[1]; resultado de observar que cuando existen problemas graves en las parejas gais estas tienden abrir la relación, es decir, cambian el acuerdo de exclusividad sexual, bajo una serie de cláusulas explicitas, como son tener días específicos de salidas, hablar o  no de sus encuentros sexuales, y lugares donde no se pueden realizar.

También en estas dinámicas, me percate de personas que desde el inicio de sus relaciones con otras, dejan claro que serán relaciones abiertas, bajo sus condiciones de manera general.

Este modelo de acuerdo entre parejas sexo-afectivas, provienen de sociedades con una composición diferente a la latina, dentro de estas charlas he logrado identificar que en su mayoría son “monogamish”, siendo en sí: “relaciones semiabiertas[2]”, donde no existe como tal la infidelidad, ya que lo único que quedaría intacto en la apertura de la relación de pareja es la parte afectiva, mientras que la sexual es la liberada.

Así pues, platique con varias amistades de países no latinoamericanos, en sí fueron holandeses, noruegos y suecos, gais todos ellos, entre edades que van de los 30 a los 55 años de edad, y concuerdan en que para realizarle es siempre indispensable, la comunicación, estableciendo parámetros bien específicos entre ellos y su cumplimiento.

La diferencia sustancial de las relaciones abiertas o semiabiertas entre aquellas y las de acá es la idiosincrasia. Donde he podido identificar que en las parejas latinas continúan con una relación de poder importante, donde uno de los dos se autoproclama o se cree, piensa o asume la posición más fuerte, la parte dominante, o el  más listillo, lo que me lleva inmediatamente al machismo en las relaciones heterosexuales, y que gracias a los trabajos de la Teoría de Género, quienes evidencian los diferentes tipos de sometimiento, es que se ha logra identificar más claramente; esta desfragmentación muestra los efectos en ello, logrando identificar dominación por roles; ya que aquellos que asumen fortaleza, mayor seguridad en su aspecto físico, energía o determinación ante el otro, son por tanto, quienes dominan, a aquellos que muestran una actitud más tranquila y pacífica.

No puedo hablar de una generalidad en cuanto a que esto se dé por el rol sexual, sin embargo, se logra percibir que en la mayoría, aquellas personas de roles sexuales pasivos son quienes se asumen débiles, menos fuertes y con mayor dependencia a los sentimientos y a la afectividad, que aquellos activos que se ubican en lugares de poder.

También, el pasarse de listos es un componente importante del machismo, ya que en varias de estas parejas gais se tiene una segunda relación, y luego entonces, recurren al oportunismo que da una relación “monogamish”, pero ya rotos los acuerdos anteriores, mintiendo en los nuevos para abrir la relación, enredándose en su propio engaño, al enamorarse de la otra persona, comprometiendo su afectividad.

El patrón se puede comprobar cuando aquellas personas que se piensan dominantes, establecen las reglas de las relaciones abiertas, lo hacen poniendo la mayor cantidad de sus acuerdos sobre la otra, son poco tolerante con las negociaciones y controladores.

La comprobación sigue su curso de acuerdo a la fluidez de los acontecimientos, ya que las relaciones gais en la parte sexual los roles no son permanentes, sino que por lo general se realizan de manera alternante, tanto activo y pasivo, con predominación a una de las dos, aunque he escuchado con mayor frecuencia que son 50% y 50%. Entonces, ¿qué sucede cuando el dominador pierde el control?, es cuando el dominador se enfrenta a la realidad de que la persona que concebía como menos fuerte, menos atractiva, más pasiva; tiene mayor éxito en sus relaciones sexuales, y no solo eso sino que también se revela contra la posición de sumisión a la cual fue conferido, entonces se sale de control y se termina la relación.

Otro aspecto machista desfragmentado es el uso de los cuerpos como objeto sexual para el uso y goce de él mismo de manera unilateral, es decir que el único que goza es él, asumiendo que la otra parte se encuentra enganchada en sus sentimientos por el dominador sin tener éxito que él si tiene, sin embargo, en muchos de los casos se llega a establecer relaciones afectivas, las cuales no fueron consideradas desde un principio que sucedieran, sino es que en todas si en alguna en puntual, que al comprometer la afectividad si se establece ya la infidelidad. Así mismo, ambas partes se encuentran sujetas al entendido que los cuerpos tienen dueño y son pertenecientes entre ellos, entre los relacionados, al declarar “mi pareja”, es suyo de él; mientras tanto, en las parejas no latinas hablan de “somos pareja” en un suyo de ellos, no de los cuerpos y de las vidas, de las existencias, sino del hecho de vivir con alguien más.

Lo que lleva a una conciencia del respeto mutuo, y no de dominio. Se entienden en una relación paritaria, entre iguales, sin la supremacía del fuerte sobre el débil, el cual es un imaginario conceptual de quien es la parte controladora, y finalmente se asume la honestidad de cumplir los acuerdos. Lo contrario en las parejas latinas, llegando hasta actos violentos contra quienes se les salen del huacal.

Así pues, las relaciones abiertas o “monogamish” en su mayoría no tienen éxito, por el machismo endohomofobico que cruza a las parejas latinas, que son parte y resultado de una educación machista y misógina.

Ciudadano Libre
Rodolfo Vitela Melgar.
Por la conquista de nuestros derechos.



[1] Endosocial, dinámicas internas de grupos societales pequeños.